
Viaje adolescente (PARTE III)
Nuestro tren iba en constante descenso y se retorcía entre murallones de tierra rojiza y piedra. A momentos transitábamos por cortos desfiladeros, a momentos nos saludaba un río oscuro que parecía acompañarnos con sus destellos de agua. Las montañas ya iban liberando colores, mientras sus sombras eran devoradas por el sol. Los cañones y las paredes escarpadas nos engullían a nosotros. El cielo sin nubes y de un azul matinal que se rendía a la luz. Oíamos a la serpiente de acero en plena marcha. Estábamos frente al paisaje prometido: “Am Río de La Plata” y su pleno escenario…