• Periodismo y miradas desde dos culturas...

    El cementerio alemán de La Paz y sus historias

    Tarde de lunes soleado. Es octubre. Un grupo de 15 universitarios se prepara para iniciar el recorrido. Son estudiantes de turismo formados por la Dirección de Patrimonio Cultural de la Alcaldía de La Paz para oficiar de guías del Cementerio Alemán de La Paz y pasear por la historia de la migración alemana en Bolivia.

    Desde hace ocho años el municipio paceño empezó a revalorizar los campos santos de la ciudad y transformarlos, por algunos días de octubre, en espacios de memoria social y aprendizaje. Octubre Patrimonial es el programa cultural que incluye una noche de visita al cementerio general de la ciudad –actividad abierta para todo público– y que, desde hace tres años, se abrió a estudiantes de secundaria. El 2018 la Alcaldía de La Paz invitó al Cementerio Alemán y al Cementerio Judío a ser parte del proyecto y ofreció apoyarlos con guías universitarios. En la puerta del Cementerio Alemán los guías se preparan para recibir a casi 300 escolares que visitarán el denominado “cementerio bosque”, organizados en horarios y por grupos.

    El Cementerio Alemán pertenece al Centro Cultural Alemán y fue inaugurado en 1951. Max Angermann fue el primer alemán enterrado en el campo santo el 15 de julio de 1951. Hasta octubre del 2018, en sus 3.500 m2, se cuentan 632  tumbas sombreadas por decenas de pinos y eucaliptos. Un roble europeo y dos pinos azules plantados como evidencia de añoranza por el primer hogar, la infancia y la patria. Cruces de madera techadas contra el cielo, sobre las tumbas más antiguas, como señal de apego a la tierra en la que nacieron aquellos que descansan bajo una tierra de montaña sobre los 3.500 metros sobre el mar. Una escultura del Illimani al pie de una tumba, como símbolo del nuevo hogar y segunda patria.

    Al ingreso, ascendiendo hacia la capilla, una placa conmemorativa que reza: “Den Opfern von Krieg, Terror und Gewalt” (“Para las víctimas de la guerra, el terror y la violencia”), como un recordatorio de la dura historia alemana, también sentida y vivida en Bolivia…la última morada. Es la misma placa frente a la que los miembros de la comunidad alemana y judía en Bolivia rememoran una vez al año el peso y el sentido de esas palabras en el Volkstrauertag (Día de la tristeza del pueblo).

    La pequeña capilla de forma ojival fue construida con madera mara, teja y granito por el arquitecto Adolf Wagner. Dentro del pequeño espacio es notable la cruz de madera con Cristo crucificado, una escultura de Werner Künzel. Aunque se la define como de estilo vernacular, la bóveda del oratorio recuerda a las construcciones dominantes del sur alemán y sus techos inclinados que se construyen bajo esa forma, para evitar la acumulación de nieve en el invierno.

    Pero cuál es la conexión entre los difuntos enterrados en el cementerio alemán y la historia de Bolivia. ¿Cuál fue el aporte alemán al desarrollo de La Paz y la industria boliviana? Para responder tales preguntas serían necesarios varios libros. Los jóvenes guías resumen para los visitantes: “Los alemanes llegaron a Bolivia entre los siglos XIX y XX. Por el auge del caucho, muchos fueron contratados como capitanes de barcos para trabajar en los ríos del Beni, otros fueron a las montañas para trabajar en la minería y la explotación del estaño y zinc, también estaban los que se dedicaron al comercio”.

    La temática para la visita del cementerio alemán en octubre del 2018 es la industria y el comercio. El propósito del municipio es dar a conocer la historia de la migración alemana,  sus tradiciones y las historias personales de aquellos alemanes que asumieron la conducción de empresas y establecidas en La Paz desde el siglo XX.

    ¿Entonces quiénes son esos alemanes industriosos, esos personajes que hoy son más reconocidos por los productos que los marcaron y marcaron la industria local?

    En el discreto cementerio, el recorrido por el aporte alemán a la industria boliviana tiene nombres y rubros: Franz Xaver Esslinger (1894 – 1942), pionero de la industria cervecera local y ligado a la historia de la Cervecería Boliviana Nacional; Wilhelm (Guillermo) Kyllmann (1871 – 1961), fundador de Hansa —sinónimo de Volkswagen en el país— que en 1925 regaló un avión Junkers F-13 a Bolivia (por sus 100 años de independencia), para luego fundar la primera aerolínea del país, el Lloyd Aéreo Boliviano (LAB); Ernst Schilling (1902 – 1986), fundador de la Droguería Inti y creador del Mentisan, la pomada boliviana más popular en Bolivia contra todos los males, y merecedor del Cóndor de Los Andes, la mayor condecoración otorgada por el gobierno boliviano; Georg Stege y su esposa Cristina, llegados al país en 1909, fundadores de la empresa de alimentos Stege y que luego pasaría a manos de la familia alemana Bauer en 1970; Ernst Ostertag (1893 – 1953) oficioso joyero y relojero que luego se desarrolló en la industria y la minería; Zdenek Reznicek fundador de la empresa de pintura Monopol; Jonny von Bergen fundador de La Papelera, empresa productora de plásticos y papel.

    En el Cementerio Alemán no sólo están sepultados figuras de la industria, sino también personajes como el joyero Fritz Buck, que donó su colección de joyas a los Museos Municipales de La Paz; Erich Fischer, el primer director del Colegio Alemán de La Paz y creador de su himno; Salvador Romero Pitari, reconocido sociólogo boliviano formador de varias generaciones universitarias; la bien amada Dra. Ursula Beck —médico de la colonia alemana en Bolivia—; Oskar Obrist, ex cónsul de Suiza en Bolivia y creador de Volcán, la mayor metalúrgica del país en su momento; las monjas alemanas fundadoras de la Clínica Alemana de La Paz; George Zakesky, el ruso político asesinado en tiempos de dictadura.

    En el campo santo alemán no están sólo alemanes, sino también austriacos, suizos, checos, un ruso y, por supuesto, bolivianos. Cónyuges de distinta nacionalidad y descendientes incluidos. Es casi palpable el sentido de comunidad y familia.

    También sepulturas inhabitadas hoy como la de Regina Wilhelms, la esposa de Klaus Barbie Altmann (el carnicero de Lyon), cuyos restos fueron trasladadas a Santa Cruz de la Sierra, o la piedra memorial a Hans Ertl, el camarógrafo  de Leni Riefenstahl que produjo Olympia —la memoria fílmica de los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 como propaganda del nazismo— y cuya vida sirvió de materia prima al escritor boliviano Rodrigo Hasbún en su novela Los afectos.

    Termina el Día en el Cementerio Alemán, el cementerio bosque ubicado en Villa Copacabana. Los visitantes conocen un capítulo más de la migración alemana en Bolivia. Algunas historias fueron reveladas, para no morir. Cae el sol sobre las tumbas y el silencio vuelve a reinar.

     

    2 comentarios

    1. 24 24UTC julio 24UTC 2020    

      Vielen Dank für den Beitrag zum deutschen Friedhof in La Paz. Bei unserem letzten Besuch in La Paz haben wir die alten Grabmale auf dem Friedhof bestaunt und versucht Familienangehörige ausfindig zu machen. Gut zu wissen, dass man den Deutschen Friedhof heute noch touristisch erkunden kann.

      • Teresa Torres-Heuchel's Gravatar Teresa Torres-Heuchel
        24 24UTC julio 24UTC 2020    

        Vielen Dank, Tobias, für den Kommentar. Der Deutsche Friedhof in La Paz ist ein Werk, das vom Deutschen Kulturgemeinschaft (Centro Cultural Alemán) geschaffen und betreut wird. Seine Verwaltung erfordert viele Anstrengungen dieser Organisation.

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