Viaje adolescente (PARTE II)
La tarde brillaba con el sol y la temperatura caldeaba dentro del bus. Seguíamos sin salir de la zona urbana de El Alto, pero avanzábamos con más velocidad sobre un asfalto flanqueado por casas altas de ladrillo sin revoque, junto a otras más bajas y de aspecto más humilde, viviendas hechas de adobe y con las paredes pintarrajeadas de algún manifiesto político. Supuse que no podía ser de otra forma: en Bolivia se respira política y los muros de los barrios pobres exudan partidismo…