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    Bolivia y Alemania: síntomas de recuperación comercial

    En el primer semestre del 2013 las exportaciones bolivianas a Alemania estuvieron concentradas en minerales y productos agrícolas, es decir, materias primas y commodities. Por su parte,  las exportaciones alemanas a Bolivia  tuvieron  su fuerte en maquinaria y automóviles

    Después de un año rojo, la balanza comercial entre Bolivia y Alemania mostró signos de recuperación en el primer semestre del 2013. De todas formas, la relación económica entre ambos países está distante de los buenos momentos pasados a causa de los costos que supone la distancia entre ambos territorios, las altas exigencias alemanas –definidas como “cada vez más restrictivas”– y el reducido tamaño del mercado boliviano en medio de un clima inestable de negocios. En todo caso, Bolivia sigue fiel a su  perfil de negocios con ese país europeo: flaco vendedor tradicional de materias primas y  escuálido consumidor de maquinaria y automóviles.

    Los datos de la Cámara de Comercio e Industria Boliviano-Alemana (AHK) en La Paz muestran que en el primer semestre del 2013 el valor total de la compra y venta entre ambos países llegó a 155,5 millones de dólares, cifra que supone un crecimiento del 42,8% con relación al mismo periodo del 2012.

    Viendo el detalle se observa que entre enero y junio del 2013 las compras bolivianas en Alemania crecieron en 52,8%,  mientras que sus ventas al mercado alemán aumentaron en 34,3% –ambos comportamientos respecto al mismo periodo del 2012–.  De esa manera, la balanza comercial bilateral del periodo quedó con un superávit de 3,1 millones de dólares en favor de Bolivia.

    Giros en el mercado

    Si bien la recuperación es alentadora, llama la atención el hecho de que las sumas sean relativamente bajas si se comparan con otros intercambios comerciales bolivianos y que Alemania no esté dentro de las primeras plazas europeas para sus productos, tal como ocurre hoy con el mercado belga: un país que en el último tiempo se ha convertido en una de las grandes referencias para las exportaciones nacionales a ese continente.

    Como antecedente de la mención al actual florecimiento del mercado belga para la producción boliviana está el hecho de que Alemania fue, hasta hace 20 años, uno de los socios comerciales más importantes de Bolivia. Desde la AHK de La Paz confirman que, en ese entonces, Alemania figuraba entre los diez mayores compradores de Bolivia, mientras que hoy su ubicación está muy, muy por detrás. Pese al bajón con respecto a los años 80 y 90, la misma oficina rescata el hecho de que en la última década (2003-2013) el intercambio comercial entre ambos países se ha triplicado. Con todo, Alemania ocupa en la actualidad el lugar 19 como destino de las ventas externas bolivianas.

    Casi en el mismo tiempo, la relación de compra-venta entre Bolivia-Brasil ha crecido más de nueve veces. En los años 80 y 90 las exportaciones bolivianas de gas a sus vecinos tampoco eran lo que son hoy, por lo tanto, el  desplazamiento del mercado alemán dentro del grupo de mejores compradores bolivianos muestra también ese giro.

    Causas de la caída

    De acuerdo con los datos de la Oficina Federal de Estadísticas de Alemania, el 2012 fue un año rojo en cuanto al comportamiento de su balanza comercial bilateral con Bolivia: cayó en 5,5% (con un valor de 245,5 millones de dólares) respecto al 2011. El 2012 las ventas alemanas a Bolivia crecieron en 12,4%, pero las ventas bolivianas a Alemania cayeron en 21,2%  y, de ese modo, se registró un déficit de 29,9 millones de dólares en la balanza comercial entre ambos países.

    Desde la AHK de Bolivia explican que este comportamiento negativo se debe a las repercusiones de los varios paros y movilizaciones que se dieron en Bolivia el 2012 sobre los negocios: una coyuntura política que afectó de forma directa al  clima comercial con Alemania.

    Pero, más allá de esos problemas, también existirían otras causas para el declive comercial boliviano-alemán: las altas exigencias de calidad o grados de sofisticación que existen hoy en Alemania, un mercado donde ya no se compran minerales con partes de tierra, por poner un ejemplo. Según el encargado del Departamento de Comercio Exterior de la AHK en Bolivia, Javier Moeller, “muchos países, entre ellos Alemania, quieren comprar hoy en día minerales 99% puros”. En ese sentido, Bolivia ya estaría en desventaja porque el pretender acomodar minerales puros o prácticamente “embolsados” supone contar con plantas de purificación de metales. De esa forma, como dice Moeller, “ahí Bolivia tiene que ponerse las pilas”.

    La venta de minerales  ha sido siempre parte fundamental de las transacciones bolivianas con el mundo. El 2012 la venta de productos pétreos se situó en tercer lugar con una participación de 17,6% dentro del valor total de las exportaciones, después de los hidrocarburos y de los productos de la industria manufacturera (cacao, azúcar, bebidas, soya y derivados,  algodón e hilados, cueros y derivados, prendas de vestir, papel y derivados, joyería, entre otros), según las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE).

    Independientemente de las exigencias de calidad alemanas, la gran distancia física existente entre ambos mercados, la mediterraneidad boliviana –con repercusión en el costo de fletes en ambos casos– y, fundamentalmente,  la irrupción industrial brasileña del último tiempo, así como la vecindad del coloso sudamericano con Bolivia, son también factores de secuela negativa en el nexo comercial bilateral. Brasil es el nuevo gran comprador de materias primas: no solo compra gas boliviano –producto de gran peso en la balanza comercial actual entre ambos países–, sino también otros productos de interés para las naciones industrializadas.

    En opinión de Moeller, los altos fletes que se pagan para transportar productos a Alemania podrían ser compensados por buenos precios; sin embargo, la realidad es que “tenemos clientes en Alemania buscando antimonio y  vendedores bolivianos que prefieren mandar su mineral al Brasil, pese a los elevados costos de transporte que se tienen para llegar a su mercado”. En ese caso, el importe del transporte al Brasil puede ser el doble del que se paga por llegar a Alemania, pero el valor del producto es mucho más atractivo. Según Moeller, la materia prima  boliviana puesta en Brasil puede llegar a pagarse incluso hasta en 20% más de lo que se ofrece en Alemania.

    En el caso concreto de la relación comercial boliviano-alemana, la mediterraneidad del país sudamericano tiene un alto precio: en función del flete y tipo de carga, más del 40% de los costos de transporte de un producto en tránsito sirve para pagar el trecho Arica-La Paz (457 km), mientras que la otra mitad cubre el pago de miles de kilómetros que hay entre puertos como los de Arica y Hamburgo. Otro detalle desde la perspectiva alemana: no hay muchos barcos que van a Arica, el muelle más conveniente para la carga que entra o sale de Bolivia.

    Entre otros aspectos menores, los señalados se apuntan como los factores mayores que han desclasificado a Alemania como uno de los socios comerciales más importantes de Bolivia; empero, hay cifras anexas que revelan que otros mercados europeos –de características industriales y exigencias similares a Alemania– han estado más activos en sus compras en la plaza boliviana. De acuerdo con la lista de mayores compradores de Bolivia en el 2012, Bélgica ocupa el octavo lugar (2,8% de las ventas bolivianas), por encima de Venezuela (2,7%) y China (2,6%). Con esa cifra y lugar, Bélgica se convierte en el  “gran mercado europeo” de las ventas bolivianas. El mismo documento muestra que los principales clientes  de Bolivia en el 2012 fueron Brasil (30,9% de las exportaciones bolivianas), Argentina (17,3%) –ambas relaciones comerciales saturadas de gas– y Estados Unidos (14,5%).

    Entre el 2008 y el 2011 las compras belgas en el mercado boliviano crecieron en 139% según los datos que maneja el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE). Según su canasta de compras, el 97% de sus adquisiciones en Bolivia está concentrado en minerales como zinc, plata y plomo, es decir, básicamente Bélgica compra en el mercado boliviano los mismos productos que Alemania. Visto así, la explicación relativa a las altas exigencias y sofisticación del mercado alemán como causa del bajón de sus compras en Bolivia se debilita y, al amparo de las últimas cifras, se observa un franco desplazamiento de las ventas bolivianas hacia otros mercados europeos alternativos.

    TT-H/Artículo disponible en alemán.

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